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X. TINKUY

Las comunidades de los Andes aprendieron a leer las señales del cielo en las estrellas, para determinar el tiempo en el cual la lluvia está cerca, o cuándo los animales van a concebir sus crías. El arcano de la baraja tradicional, La Rueda de la fortuna, significa por un lado el ciclo circular y constante que acontece en la naturaleza y se experimenta en las 4 estaciones; en su fase material, es el Tinkuy, o el encuentro de diversos factores polarizados que hacen posible la vida.

 

La circularidad del mundo material, es decir la Kay Pacha, se basa en principios de integración y desintegración, regeneración y degeneración, los cuales también se manifiestan en la dimensión psicológica de los seres humanos, en el proceso que experimenta el ego en su relación  con la realidad objetiva establecida por los arcanos IIII y V. El proceso de involución y generación que caracteriza a la energía Tinkuy se podría entender desde las definiciones del psicoanálisis, según Sallie Nichols, como “el nacimiento del ego, el desarrollo de su fuerza”, cuando “empieza a liberarse de su dependencia de los arquetipos patriarcales y se establece por sí mismo” en el mundo. Y por otra parte, la evolución y regeneración, en la cual afloran las energías del ego “después de haber conquistado el mundo exterior” para volverse “hacia adentro, hacia un desarrollo espiritual”, al encuentro consigo mismo, a la trascendencia.

 

Cuando el héroe del Carro cae en la depresión que experimentó como ermitaño, puede darse cuenta de que la vida no es algo que tenga que controlar, humildemente acepta sus limitaciones y reconoce su humanidad, esa es parte de la luz que descubre dentro de sí.

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