
TAROT DEL PÁRAMO


Después de la experiencia con La Muerte, el héroe despertó a una nueva vida en El Sol, viendo las cosas con total claridad después de un período de depresión profunda en la oscuridad del inconsciente. En El Juicio, es esa consciencia la que lo motivará a actuar en el último arcano mayor, El Mundo.
La idea de una nueva consciencia significa más que conocimiento, involucra acción; cuando se reconoce el lugar que se ocupa en el cosmos, la toma de decisiones se inclina por una necesidad de transformación. El nuevo significado que adquiere la vida, motiva a tomar una actitud flexible, libre de las limitaciones del ego, priorizando el bienestar del ser interior hacia un equilibrio con el entorno.
El Juicio es como el llamado que surge desde las profundidades del inconsciente para cambiar las cosas. Se podría decir que es como esa voz interior que pone en alerta al individuo cuando sus necesidades psíquicas no están siendo satisfechas, y por lo tanto, su camino hacia la autorrealización se ve obstaculizado. El arcano XX tradicionalmente ilustra este acto con el dogma cristiano del día del juicio final, cuando los muertos resucitan, expiados de sus pecados para iniciar una nueva vida en armonía con Dios. En las barajas tradicionales como el tarot de Marsella, se ve a un ángel tocando una trompeta, a la vez que dos personajes dan la bienvenida a un hombre que se levanta de su tumba; Sallie Nichols (1989) se refiere al sonido producido por la trompeta celestial como “una forma primitiva de comunicación mucho más directa y comprometedora que la iluminación”, pues “un perezoso dormilón puede dar media vuelta para no ver los rayos del sol y seguir con sus sueños”, es así que la música se convierte en una poderosa fuerza que “conecta el mundo interior y el exterior de una manera misteriosa” que impulsa a actuar, o bien actúa como un tranquilizante del caos espiritual.
En la cosmovisión andina, Tayta Huayra representa al viento, y cuando Inti (el padre sol) lo acompaña, se “determina el tiempo de la siembra y el tiempo de la cosecha”, de ahí que la música producida con diversos instrumentos de viento y demás, en las comunidades indígenas de los Andes, se considere como un elemento primordial en las actividades cotidianas, agrícolas y el pastoreo, así como para la celebración de rituales, ceremoniales y festejos. El viento como ser vivo, trae consigo un mensaje divino al que el runa de los Andes presta especial atención, pues es una de las fuerzas establecidas en la casa cósmica para propiciar el Tinkuy en la Kay Pacha.